Os preguntaréis que es este pequeño objeto que es la revolución actual de niños y adolescentes, pues bien, es un artilugio de plástico o metal, que rota sobre tres ejes y cabe en la palma de la mano, y al que hay que hacer girar con los dedos, aunque ya han surgido auténticos malabaristas que son capaces de usarlo con la nariz, y de realizar con él maniobras dignas de un acróbata circense.

Ahora bien, detrás de esta sencilla explicación hay un misterio que supuestamente hace mejorar nuestra salud, Catherine Hettinger, lo inventó a principios de la década de 1990, cuando le diagnosticaron miastenia, una enfermedad grave que provoca el progresivo debilitamiento de los músculos. La mujer cayó en una profunda depresión, y trató de buscar algo con lo que combatir el estrés y la ansiedad, alejando de su mente los sentimientos de miedo y derrota que le provocaban su enfermedad. Aquí nació el primer modelo de spinner.

Se asegura que este juguete es una herramienta perfecta para ayudar combatir la ansiedad y ayudar a concentrarse en alguna tarea. Por eso, en algunos sitios se recomienda especialmente para los niños que sufren Síndrome del Déficit de Atención.

Pero, a la vez, el spinner se ha convertido en el nuevo símbolo de la rebeldía juvenil. Es como aquel YoYó de los años 80´s que todo el mundo queríamos tener y cuanto mejor era, más poder te daba frente a tus compañeros. No todo es oro lo que reluce, aunque los beneficios de este juguete contra el estrés y la ansiedad son evidentes, no parece que sean superiores a los que aporta hacer deporte o practicar juegos malabares.

Cada día salen al mercado nuevos modelos, con diferentes formas, colores, materiales y tematizados, como por ejemplo, el escudo del Capitán América.

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